Un concepto que nos parece interesante y que ya hemos mencionado anteriormente es el de copyright que hoy disputa con el copyleft. Una licencia copyleft implica la libertad para los receptores de usar la obra en cuestión con cualquier fin, poder estudiarla y modificarla (hacer obras derivadas), copiarla sin restricciones y redistribuir las modificaciones bajo la misma licencia. Básicamente, las licencias copyleft definidas por Richard Stallman son un hack del copyright, que se ampara en la legislación vigente (derechos de autor + copyright) y despenaliza a los que copian y modifican obras, a la vez que alienta la circulación y la apropiación/modificación de las mismas. Copyleft no es lo opuesto a copyright: es otra forma de concebir la circulación de la producción cultural, que sostiene los derechos de los autores, pero no criminaliza a quien hace copias. Lila Págola propone al respecto que para algunos, el cuestionamiento de lo "digital" a la circulación de la cultura termina en este modelo: flexibilizar el copyright, de modo que no entorpezca la circulación de la información. Para otros, recién empieza, porque la cuestión de fondo, es revisar la noción de autoría que sostiene el derecho de autor, y sobre todo, el derecho de "propiedad intelectual". La tecnología digital introduce otro modelo de edición y circulación de obras. El autor puede producir y llegar al receptor a través de plataformas digitales, reduciendo el costo de su producto a la pura creación, y una mínima logística. Gran cantidad de proyectos independientes, autores sin representantes comerciales, practican ese modelo desde hace mucho tiempo.
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